ACERCÁNDONOS A LA CIENCIA MADRE
Los científicos han desarrollado un dispositivo de camuflaje temporal que se puede ocultar de la vista de los acontecimientos.
El dispositivo logró "esconder" los hechos durante 40 billonésimas de segundo acelerando y frenando las diferentes partes de un haz de luz.
A continuación, las juntó nuevamente, de manera que los observadores no pudieron detectar lo que ocurrió durante el lapso de tiempo "oculto", ya que, “sencillamente”, la información ya no estaba allí para ser leída o reconstruída.
Hasta ahora, la técnica sólo funciona en períodos de 0,00012 de segundo y podría ser utilizada en principio para fabricar dispositivos de comunicaciones con fibra óptica ultra-seguros codificando información y ocultándola en una serie de estos miniagujeros temporales, pero combinada con los últimos avances tecnológicos en óptica que pueden hacer que un objeto parezca invisible, podría también ser capaz de ocultar todo un evento en el espacio y en el tiempo.
El profesor Robert Boyd y el Dr. Shi Zhimin, de la Universidad de Rochester en Nueva York, creen que no existe ninguna razón por la cual las dos técnicas no puedan ser combinadas de manera que un espacio-temporal camuflado pueda ser activado o desactivado a voluntad.
El avance en la investigación de esta técnica puede ir aumentando la duración del tiempo de encubrimiento, pasando de microsegundos a milisegundos en un corto lapso de tiempo, y a períodos más prolongados a mediano plazo, lo cual, en teoría, permitiría a una persona ingresar en un agujero temporal creado entre dos lentes y hacer lo que quiera dentro de él, y
nunca quedaría registrado en el tiempo, lo que equivale a decir que para el resto del mundo nunca habría sucedido, ya que se convertiría en un evento invisible e indetectable, y no existiría en nuestra percepción del tiempo, lo cual nos lleva inevitablemente a aceptar la posibilidad de la existencia de multiuniversos conviviendo simultáneamente con el nuestro, ya que de alguna manera hemos logrado crear científicamente un “universo paralelo”, una “dimensión desconocida” que se desarrolla al mismo tiempo pero nos resulta imperceptible.
El efecto, a diferencia de otros dispositivos de ocultamiento que curvan la luz alrededor de los objetos, se consigue mediante la compresión de la luz que pasa a través de un cable de fibra óptica con una lente especial ( modulador electroóptico ) que la comprime y divide acelerándola en su parte delantera descomprimiéndola y frenándola en su parte trasera, creando una brecha temporal controlada dentro de la cual se produce un evento en una fracción de tiempo objetivo, para que luego otra lente, colocada un poco después en el cable, haga que la luz se vuelva a juntar mediante la manipulación inversa de la dispersión.
El resultado es una luz que emerge desde el extremo del cable ( que es la que vé nuestra mirada ) que aparenta estar inalterada, sin distorsión, lo cual significa que para nuestra percepción temporal no se habrá producido ningún registro, y el “agujero en el tiempo” provocado en el haz de luz se convertirá en un evento oculto para siempre a los ojos de un observador humano.
La primera demostración experimental de camuflaje temporal fue todo un éxito demostrando contundentemente el dominio del tiempo, y por supuesto, se consiguió utilizando campos de electromagnetismo, que “distorsionan” la luz.
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