En el desierto de Karakum unos geólogos soviéticos fueron mudos testigos de la tierra literalmente abriéndose y tragándose en pocos minutos todos sus equipos.
En el lugar quedó un cráter de 60 metros de diámetro y 20 de profundidad. Los horrorizados geólogos comenzaron a investigar las causas de este fenómeno y descubrieron que el cráter estaba repleto de gas natural.
Desde entonces, el lugar continúa ardiendo ininterrumpidamente y se lo ha llamado LA PUERTA DEL INFIERNO, siendo hoy día una importante atracción turística.
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