Un nuevo análisis genético realizado sobre los murciélagos por un equipo de científicos del Laboratorio Australiano de Sanidad Animal y el Instituto del Genoma de Beijing, ha mostrado cómo éstos logran evitar las enfermedades y vivir una vida excepcionalmente larga ( en comparación con otros animales de su tamaño, como los roedores, los murciélagos viven un tiempo extraordinariamente largo: entre 20 y 40 años, en comparación con los dos o tres años que vive una rata ), .y esta información pretende ser utilizada por los investigadores para diseñar fármacos para las personas.
Los murciélagos de alguna manera evitan enfermarse con los patógenos mortales que afectan a los seres humano, como los virus del Ébola o el SARS, entre otros, y han evolucionado para resistir enfermedades relacionadas con el envejecimiento y el cáncer.
El estudio se basó en dos especies muy diferentes de murciélagos: uno enorme con dieta de fruta y uno pequeño insectívoro, y consistió en un análisis comparativo completo del genoma, lo cual asoció cambios genéticos con la evolución del vuelo, encontrándose además que faltaba un segmento del gen llamado "tormenta de citocinas", una reacción a la infección que tiene lugar en la mayoría de los mamíferos y que es lo que en realidad mata, nó el propio virus.
Esta respuesta inflamatoria no sucede en los murciélagos, y la comprensión del mecanismo podría capacitar a los científicos para diseñar nuevos fármacos para reducir al mínimo la inflamación que a la postre puede resultar mortal, suprimiendo la respuesta de citoquinas, o apuntando directamente a ciertos segmentos del ADN.
Sin embargo, los murciélagos no son inmunes a todo, como demostró otro reciente extudio que notó que durante su hibernación, el sistema inmunológico del murciélago se suprime, lo cual lo hace susceptible a la invasión de un hongo conocido como "infección de la nariz blanca".
Cuando despiertan, su sistema inmunológico detecta la "invasión" y produce una respuesta de reconstitución inmunitaria llamada SIRI, que va tan a toda marcha que provoca una inflamación letal, un proceso muy similar al que experimentan los pacientes con SIDA.
Respecto a la asociación de la inmunidad del murciélago con el vuelo, los científicos creen que como volar requiere de una actividad física intensa y consume grandes cantidades de energía, produce radicales libres tóxicos que pueden causar daño a los tejidos y el cáncer, y para hacer frente a esto, ambas especies evolucionaron una cantidad sorprendentemente grande de genes de reparación del ADN, mutaciones que maximizaron su metabolismo, en una especie de efecto dominó.
Los resultados del estudio fueron publicados en la edición de fin de año de la revista Science.
Los murciélagos de alguna manera evitan enfermarse con los patógenos mortales que afectan a los seres humano, como los virus del Ébola o el SARS, entre otros, y han evolucionado para resistir enfermedades relacionadas con el envejecimiento y el cáncer.
El estudio se basó en dos especies muy diferentes de murciélagos: uno enorme con dieta de fruta y uno pequeño insectívoro, y consistió en un análisis comparativo completo del genoma, lo cual asoció cambios genéticos con la evolución del vuelo, encontrándose además que faltaba un segmento del gen llamado "tormenta de citocinas", una reacción a la infección que tiene lugar en la mayoría de los mamíferos y que es lo que en realidad mata, nó el propio virus.
Esta respuesta inflamatoria no sucede en los murciélagos, y la comprensión del mecanismo podría capacitar a los científicos para diseñar nuevos fármacos para reducir al mínimo la inflamación que a la postre puede resultar mortal, suprimiendo la respuesta de citoquinas, o apuntando directamente a ciertos segmentos del ADN.
Sin embargo, los murciélagos no son inmunes a todo, como demostró otro reciente extudio que notó que durante su hibernación, el sistema inmunológico del murciélago se suprime, lo cual lo hace susceptible a la invasión de un hongo conocido como "infección de la nariz blanca".
Cuando despiertan, su sistema inmunológico detecta la "invasión" y produce una respuesta de reconstitución inmunitaria llamada SIRI, que va tan a toda marcha que provoca una inflamación letal, un proceso muy similar al que experimentan los pacientes con SIDA.
Respecto a la asociación de la inmunidad del murciélago con el vuelo, los científicos creen que como volar requiere de una actividad física intensa y consume grandes cantidades de energía, produce radicales libres tóxicos que pueden causar daño a los tejidos y el cáncer, y para hacer frente a esto, ambas especies evolucionaron una cantidad sorprendentemente grande de genes de reparación del ADN, mutaciones que maximizaron su metabolismo, en una especie de efecto dominó.
Los resultados del estudio fueron publicados en la edición de fin de año de la revista Science.
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