sábado, 1 de septiembre de 2012

INYECCIÓN DE NANOPARTÍCULAS PARA EL CEREBRO

Las víctimas de trauma cerebral grave podrían ser salvados por una inyección de nanopartículas en los momentos posteriores a la lesión, en situaciones de emergencia  e incluso en el campo de batalla.
Un preparado de grupos de hidrófilos de carbono que ya está siendo probado para mejorar el tratamiento del cáncer, es capaz de  restablecer el equilibrio en el sistema vascular del cerebro, estabilizando el flujo sanguíneo.
Se lo conoce como PEG-HCC, y sus propiedades antioxidantes pueden ayudar en caso de un exceso de oxígeno en el cerebro. 
La partícula se está desarrollando en la Universidad de Rice  con la colaboración del Baylor College of Medicine, y en estudios con animales, las inyecciones de PEG-HCC ayudaron a restaurar el equilibrio en el sistema vascular del cerebro,  resultados que fueron reportados este mes en la revista American Chemical Society ACS Nano.
En una lesión traumática del cerebro, las células liberan una cantidad excesiva de una ROS conocida como superóxido (SO) en la sangre, moléculas con un electrón no apareado, que el sistema inmunológico normalmente utiliza para matar a los microorganismos invasores y que en los organismos sanos es luego equilibriadp con una enzima, la dismutasa (SOD), que lo neutraliza, pero en casos de  trauma cerebral  los SO superan las defensas naturales del cerebro y se vuelven tóxicos formando peroxinitrito y peróxido de hidrógeno, afectando el mecanismo de autorregulación que gestiona el sensible sistema de circulación del cerebro. 
Estos procesos pueden causar un daño mayor en el cerebro que la lesión inicial
En las pruebas, la inyección de  nanopartículas PEG-HCC se combinó fácilmente con las moléculas, generando un doble enlace de carbono inocuo, lo cual equilibró de forma inmediata las actividades de los superóxidos y permitió la intervención del sistema de autorregulación para recuperar rápidamente su equilibrio, normalizando los radicales libres y preservando el óxido nítrico ( esencial para la autorregulación ), algo jamás logrado hasta ahora.
Esto se debe fundamentalmente a su efecto multiplicador, ya que mientras una enzima SOD puede interactuar con sólo una molécula de superóxido a la vez, una sola PEG-HCC puede saciar cientos o miles a la vez, logrando lo que ningún fármaco o proteína puede hacer, y subrayando la eficacia de los tratamientos nanotecnológicos.
Los investigadores encontraron que la vida media de la PEG-HCCs en la sangre puede ser de entre dos y tres horas y las pruebas con diferentes tipos de células in vitro no mostraron toxicidad.

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