El rumor nunca confirmado científicamente de que el fármaco conocido como "sales de baño" era el causante del ataque de canibalismo colectivo que se vivió ( y aún se vive ) en los Estados Unidos sufrió un contundente golpe, al darse a conocer el análisis de sangre de Rudy Eugene, el hombre que devoró casi toda la cara de un transeúnete en Miami el pasado mes de Mayo conmocionando no sólo a los vecinos de Florida sinó a todos los Estados Unidos.
Del estudio realizado por el Instituto de Medicina Forense del Condado de Miami Dade resultó que en la sangre de Eugene sólo había restos de componentes activos de marihuana y ningún rastro de otras drogas, psicotrópicos o alcohol, y, previsiblemente, ni la más mínima señal de la droga sintética promocionada ante la opinión pública como "la droga de los zombies".
Ante esta evidencia que ya se veía venir, cabe preguntarse quiénes y porqué decidieron mediatizar a la Methylenedioxypyrovalerone ( MDPV ), un químico de venta libre, como responsable de estos ataques enajenados al punto de que la DEA emita una prohibición de emergencia para el producto.
Técnicamente, el MDPV consumido como si fuera cocaína o Ritalin, produce efectos similares a éstos, aunque en proporciones menores, provocando la inhibición de neurotransmisores como la dopamina y la norepinefrina derivando en una paranoia extrema y alucinanciones, pero esto supeditado a que se consuma en enormes cantidades, proporcionalmente muy superiores a las dósis de cocaína que podrían provocar similares consecuencias.
Si se toma estadísticamente, hay varios antecedentes históricos ( aunque poco frecuentes ) que relacionan el canibalismo con el MDPV, pero también los hay, y en mayor proporción, con otras drogas, como la PCP ( que involucró el famoso caso del rapero Big Lurch que mató y se comió a su novia ) y toda una familia de productos similares, pero todos estos números no tienen ni remotamente relación con la posibilidad de crear una "epidemia zombie".
Además, hay una situación más que obvia que todos los medios de comunicación trataron de soslayar porque contradecía la especulación montada sobre el consumo de este producto: cualquier químico utilizado para fines diferentes a los que fue creado causa algún tipo de locura o desequilibrio en un ser humano: si Usted decide aspirar el detergente de su lavadora, beberse su limpiavidrios o aspirar gasolina, obviamente le provocará patologías, pero lo importante ( lo que todos trataron de "olvidar" ) es QUÉ RAZONES SOCIALES, POLÍTICAS Y ECONÓMICAS CONTEXTUALES provocan estos estallidos al estilo del "ciudadano enojado" de la película "Un Día de Furia" encarnada por Michael Douglas, y esto provoca un "blanqueo" que de ningún modo puede permitir el establishment, que es perfectamente consciente de que prohibir un detergente o un limpiavidrios cambia todo para que nada cambie.
Crear un "culpable químico" es una previsible y obvia maniobra mediática del poder para conseguir una cierta descompresión social y mantener a la opinión pública adormecida sobre las verdaderas causas subyacentes de reacciones tan espantosamente desproporcionadas de ciudadanos "normales", que de comenzar a analizarse seriamente por parte de los ciudadanos, pondrían en evidencia las múltiples maniobras de manipulación sociopolítica.
De esta manera, se brinda la posibilidad más cómoda y reduccionista de transferir las culpas a algo que no involucra al que analiza y le permite tomar una confortable distancia, para que su "seguir durmiendo" permita al poder establecido controlarle los sueños y las pesadillas.
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