Es el 210° caso registrado hasta el momento de los llamados "bebés de piedra", o "lithopedions": en Marruecos, Zahra Aboitalib, que había quedado embarazada en 1955, cuando sintió los típicos dolores de parto fue trasladada al hospital, pero mientras esperaba ser atendida, vio morir en la mesa de operaciones a otra mujer durante una cesárea y huyó despavorida.
Los dolores le desaparecieron y no retornaron y Zahra, conforme a creencias populares marroquíes, creyó que se trataba de un "niño dormido", capaz de vivir dentro del vientre de su madre para proteger su honor, y continuó con su vida normalmente.
56 años después, a sus 75 años, volvió a sentir molestias y dolores, y al realizarse en el hospital pruebas de ultrasonido, los médicos dieron un respingo al comprobar que la mujer había tenido un embarazo ectópico, es decir extra uterino.
En una operación de casi cinco horas de duración lograron extaerle el feto, que estaba completamente calcificado y que nunca había provocado infecciones ni había sido rechazado por el organismo de su madre.
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