lunes, 19 de marzo de 2012

LA PARADOJA SUPREMA: ¿ PODRÍAMOS SER NUESTROS PROPIOS DIOSES ?

EL ACELERADOR DE HADRONES SERÍA CAPAZ DE ABRIR UNA PUERTA DIMENSIONAL ESPACIO - TEMPORAL

Algunos teóricos de la conspiración han denunciado incluso que el contacto ya se produjo cuando un hombre apareció vagando dentro de la gigantesca estructura del acelerador de partículas construído por suizos y franceses.

El director del CERN ( organismo constructor del complejo ) y reconocido físico teórico italiano Sergio Bertolucci alimentó estas especulaciones al afirmar que el ingenio

( que reproduce en la Tierra enormes descargas de energìa como las que provocaron el orígen del cosmos ) podría, efectivamente, abrir una puerta a otra dimensión – aunque sólo fuera por unos instantes – desde donde algo o alguien podría acceder a nuestro mundo, y viceversa.

“Esta posibilidad no supondría ningún peligro para nosotros ni para la estabilidad de nuestro universo” – se apresuró a agregar –“la posible apertura sería muy breve y se volvería a cerrar tan espontàneamente como se abrió (…) “aunque la posibilidad de poder comprobar la existencia de nuevas dimensiones podría jugar un papel fundamental en nuestro conocimiento del universo”-concluyó.

Por supuesto, Bertolucci se protegió dentro de cierta ambigüedad en sus declaraciones, y las especulaciones no se hicieron esperar: la apertura de un puente dimensional en el cual se relativicen los espacios y el tiempo tal y como estamos habituados a percibirlo, ya ha originado
infinidad de especulaciones, como la posibilidad de que se origine un agujero negro que engulla nuestro planeta, que sea el orígen de misteriosos apagones masivos ocurridos en Brasil, terremotos en Chile y Japón o que ( al mejor estilo “Terminator” ) el proyecto esté siendo saboteado de ex profeso desde el futuro.

Lo importante, más allá de las típicas especulaciones alarmistas que inexorablemente originan en el hombre el miedo a lo que no conoce o no es capaz de entender, es el desafío mental que esta posibilidad nos abre para entender una serie de fenómenos

inexplicables que atormentan nuestra actual forma de manejar las rarezas, y nos impulse a reprogramar tridimensionalmente nuestro cerebro para aceptarlas y permitirles que habiten el reino de nuestras expectativas.

Los científicos piensan que un contacto interdimensional de esta naturaleza equivaldría a la irrupción de un cubo en un universo de dos dimensiones: ¿cómo podría entender un cubo un ser que es habitante de un universo plano?.

Seguramente, su terror hablaría de “seres de luz” o “presencias diabólicas”, conforme sea su estado de equilibrio y salud emocional en lugar de tratar de incorporar el fenómeno empíricamente y elaborar nuevas metareglas que lo comprendan y eliminen progresivamente su ceguera.

Aún antes de transportarnos empíricamente, la posibilidad de una puerta interdimensional espacio-temporal ya ha logrado hacerlo desde nuestras mentes, desde donde podemos viajar hacia infinitas posibilidades: ¿ son estos portales los medios de transporte que

utilizan seres de otras galaxias para viajar por el universo o interdimensionalmente ? ¿ nos permitirían acceder a versiones alternativas de nuestro propio universo ( muy al estilo de la genial serie “Fringe” ) ?
O siendo más audaz todavía: ¿es posible que los OVNIS seamos nosotros mismos ?.

ASTRONAUTAS ANTIGÜOS Y MODERNOS: ¿ DEMASIADA COINCIDENCIA ESTÉTICA Y ANTROPOMÓRFICA PARA TRATARSE DE DISEÑOS DE DOS ESPECIES INTELIGENTES DIFERENTES ?
Porque, partiendo del supuesto de que en determinado momento seamos testigos de la apertura de una puerta dimensional, nuestra naturaleza nos llevaría a investigar y tratar de comprender su funcionamiento y dominarlo para nuestro propio provecho, originando viajes en el tiempo y el espacio, y en tal supuesto: ¿ quién podría tener mayor interés en observar y estudiar al ser humano en su pasado que nosotros mismos ?.

Esto podría crear una paradoja suprema, una serpiente mordiéndose su propia cola ( tal cual se simboliza en tantas culturas ancestrales ): nosotros podríamos ser nuestros propios dioses.

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