sábado, 31 de marzo de 2012

JAPÓN Y SU PROPIO MURO DE LOS LAMENTOS

Espeluznantes incógnitas esparcidas entre la carnicería del tsunami de Japón.
Los servicios de emergencia salvaron más de 750.000 imágenes en la localidad de Yamamoto y devolvieron la mayor parte de ellas a sus propietarios, para tratar de ayudar a aclarar las consecuencias de la catástrofe natural mortal.
Sin embargo, más de 30.000 de estas fotos ( que muestran tiempos más felices ) fueron dañadas más allá de la posibilidad de reconocimiento, sometidas a golpes, roces, y toneladas de agua.
Fotos de gente en vacaciones, bodas, nacimientos y cumpleaños infantiles están documentadas en esta sorprendente serie de imágenes halladas en el  corazón de la zona del desastre. 
Un grupo de voluntarios que participó activamente en los salvamentos decidió tomar posesión de las imágenes y convertirlas en un monumento permanente a las víctimas.
Actualmente, se encuentran en exposición en la ciudad de Nueva York desde el 2 al 27 de abril y lo recaudado será destinado a continuar ayudando a las víctimas del tsunami, mientras el grupo continúa su incansable tarea de tratar de rastrear las  todavìa 30.000 irreconocibles imágenes y poder, al menos devolver las fotos a sus propietarios originales.
JAPÓN SUFRE DESPUÉS DEL TSUNAMI 
La realidad japonesa actual es realmente preocupante: muchos reactores nucleares han dejado de funcionar tras el devastador terremoto y tsunami y la intención del gobierno es cerrar completamente sus 54 reactores lo cual provocará una inevitable escasez de energía a medida que aumenten las demandas de verano ( un tercio de la totalidad del consumo eléctrico del país depende de la energía nuclear ).
Las autoridades planean someterlos a pruebas de estrés y hacer modificaciones para mejorar la seguridad antes de volver a reiniciarlos.
Por otra parte, la central siniestrada en Fukushima ( un desastre que aún hoy día, pese al premeditado desinterés mediático, continúa EN CURSO, es decir, que NO ESTÁ CONTROLADO ) sigue registrando explosiones y fugas de radiación permanentes, filtraciones radiactivas en las napas subterráneas y en el mar de Japón, en un desastre que, además de ser el peor caos nuclear en la historia de la humanidad, se ha constituído en el peor de todos los ejemplos posibles sobre qué tan inútil e incompetente puede ser un administrador de una central nuclear como lo demostró y lo sigue demostrando la encargada de la planta afectada, la deleznable compañía Tokyo Electric Power Co.
Frente a su actuación ante la crisis, sátiras como las de Homero Simpson al respecto quedan empequeñecidas y empobrecidas, habiendo una vez más la realidad superado increíblemente a la ficción.

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