domingo, 18 de marzo de 2012

CIUDADES SUBMARINAS: UNA PERSPECTIVA PROFUNDA

LO QUE ESTÁ ARRIBA, ES IGUAL A LO QUE ESTÁ ABAJO
En diferentes puntos del planeta, y muy distantes entre sí, expertos submarinistas con apoyo de arqueólogos y geólogos, han descubierto gigantescas estructuras ancestrales, apasionantes y enigmáticas ciudades de civilizaciones desconocidas en las costas de Japón, España, el Caribe o Grecia, que al igual que sus hermanas terrestres ocultas en la selva, los desiertos o las alturas, no hacen ni más ni menos que contar la misma historia, que por supuesto, no es ni lejanamente parecida a la “historia oficial” que por todos los medios a su alcance intenta mantener estos hallazgos bajo el manto acuático, y cuyo ejemplo más espectacular, fascinante, indiscutible y contundente es el gigantesco y monumental énclave de Yonaguni que a la vez se ha convertido en uno de los secretos mejor guardados del planeta.  
YONAGUNI JIMA 
Su descubrimiento en el año 1985 en un lugar conocido como Iseki Point o “Lugar de Las Ruinas”, a 30 metros de profundidad ( en una zona donde la visibilidad es perfecta hasta los 60 metros ), muy cerca de la isla que lleva el mismo nombre, fue casualmente protagonizado por el submarinista Kihachir Aratake, ante cuyos ojos se presentaron unas espectaculares estructuras líticas con muros ciclópeos y plataformas talladas de tamaño gigantesco, templos, columnas, zigurats y pirámides ( la más grande, de 183 metros de alto, 43 metros más que la Gran Pirámide, tiene forma escalonada y se eleva desde una profundiad de 15 metros ) repartidas en un área de 300 por 150 metros.
Luego, en los alrededores del hallazgo, al sureste de la isla de Shihuan, fue descubierta una estatua de una cabeza humana gigantesca, pilares, un arco, estatuas geométricas de tortuga y un "hieroglíptico" grabado en una pared de piedra. 
En ese entonces, el hallazgo atomizó todos los titulares de los diarios, pero de la misma abrupta manera luego se desvanecieron – seguramente manipulados por todo lo que implica de riesgo para la “ideología” dominante – quedando circunscripto su estudio y discusión a círculos específicos.
Masaaki Kimura, geólogo marino y profesor del Departamento de Ciencias Físicas y Terrestres de la Universidad de Ryukyu, en Okinawa, propuso que se trataba de construcciones artificiales realizadas por una civilización de la cual no sabemos absolutamente nada, perteneciente a un tiempo muy remoto, cuando una gran parte de la tierra permanecía descubierta de agua, antes de la última glaciación. 
En la otra vereda, como siempre, se ubicó un detractor, pero en este caso el hecho de considerarlo inteligente ( por respeto ) nos hace pensar que su hipótesis le fue dictada bajo coerción por el poder dominante, puesto que si la aceptamos como de su propio acervo, deberíamos recomendar su internación inmediata: se trata del “doctor” Robert Schoch, profesor de geología de la Universidad de Boston (¡!) quien ante la presencia de estas mismas fotografías que Ud. está mirando de edificios majestuosos y artísticos, calles, escaleras y puertas con arco, dijo con increíble convencimiento que se trataban de formaciones puramente naturales, creadas por la especial actividad sísmica de la zona, que la estratigrafía de arsénica tiende a romperse en planos y generar bordes rectos y que “las apariencias engañaban”. 
Esto último, nunca más cierto: el doctor Schoch es el mejor ejemplo de ello. Uno de los más patéticos ejemplos de los asesinos seriales de la historia, aquéllos que llegan con la respuesta puesta y sólo se dedican a buscar ( o inventar ) el guión que la confirme.
TARTESSOS EN DOÑANA 
Recientemente, en marzo de 2011, un equipo de arqueólogos norteamericanos liderados por el profesor Richard Freund de la Universidad de Hartford descubrió, empleando prospecciones arqueológicas submarinas, modernas técnicas fotográficas satelitales y georradares, en el Coto de Doñana, España, una intrigante ciudad sumergida de unos 4.000 años de antigüedad, con un relieve de piedra que representaría un guerrero en actitud de defender la entrada a la urbe. 
Seis décadas antes, el hispanista alemán Adolf Schulten estaba convencido de haber hallado allí los restos de Tartessos, la antigua civilización del sur peninsular. 
En 2004 el ingeniero ( también alemán ) Rainer Künhe también había creído encontrar una ciudad sumergida allí, a juzgar por unas imágenes satelitales captadas en 1996 que mostraban supuestas construcciones artificiales. 
RUINAS SUBMARINAS EN EL GOLFO DE KHAMBHAT EN LA INDIA 
En mayo de 2001, el Ministro de Ciencia y Tecnología de la India anunció a los medios de comunicación el hallazgo de una serie de ruinas sumergidas en el Golfo de Cambay, o Khambhat, descubiertos a unos 40 metros de profundidad frente a la costa del Estado de Gujarat ( muy cerca de Dwarka, una de las siete más antigüas y sagradas ciudades del país, que según textos sagrados resultó devorada por el mar en varias ocasiones ) en diciembre del 2000 por un equipo del Instituto Nacional de Tecnología Oceánica con la ayuda de sonares. 
Posteriores exploraciones submarinas realizadas recuperaron varias piezas cerámicas claramente artificiales, y como siempre, aparecieron los detractores que descartaron el hallazgo especulando con que se trataba de formaciones geológicas naturales. 
Según el Mahabharata o el Bhagavata Purana, la ciudad de Dwarka fue tragada por el mar por última vez hacia el 3.138 a.c. después de la devastadora “Guerra Mahabharata”. 
ESTRUCTURAS SUMERGIDAS EN CUBA 
En el año 2000, la compañía “Advanced Digital Communications” que se encontraba monitoreando el fondo marino de la costa occidental cubana, descubrió, entre Cuba y la Península de Yucatán unas estructuras muy simétricas que se extendían a través de unos 20 kilómetros cuadrados, que en un principio creyeron era alguna base secreta norteamericana.
La profundiad variaba entre los 500 y los 3000 metros y el equipo comandado por la Dra. Zilitsky realizó un barrido del fondo marino que al transferirlo a su computadora, realizaron dibujos computados de las gigantescas estructuras, que fueron datadas con una antigüedad de entre 7 y 10 mil años.
HERAKLEION Y MENUTIS AL NORTE DE EGIPTO 
Muy cerca de Alejandría, arqueólogos franceses y griegos descubrieron los restos sumergidos de estas dos ciudades que fueron tragadas por las aguas luego de un fuerte terremoto. 
Conservan vestigios faraónicos y grecorromanos y albergan templos dedicados a Isis y Hércules. 
Entre los hallazgos figuran estatuas, esfinges y columnas del antiguo Egipto, algunas de las cuales se remontan a la 26 dinastía (siglos VII y VI a.c.) y a la 30 (siglo IV a.c.), así como monedas correspondientes a la época del imperio bizantino y también a la de dominación islámica. 
Con posterioridad a esa época, un potente terremoto sacudió la zona de la desembocadura del Nilo y sumergió en el fondo del mar a estas dos ciudades fundadas por los griegos, junto con los tesoros devueltos ahora a la superficie por el grupo arqueológico dirigido por el francés Franck Goddio. 
LA GRAN MURALLA SUBMARINA DE HUJING EN TAIWÁN 
Llamada "La piscina profunda de Hujing", esta pared con forma de cruz en posición norte-sur y dirección este-oeste en ángulo recto, fue formalmente localizada en 1982 por buzos profesionales junto a la ciudad hundida de Hujing, aunque ya había sido descripta en numerosos avistamientos circunstanciales. 
Está construída en piedra de basalto de similares tamaños con huecos en forma de cruz, ángulos rectos y relleno, y mide aproximadamente 160 metros de este a oeste y 180 metros de norte a sur ( probablemente, sus medidas originales coincidían en longitud antes de la erosión ), con 1,5 metros de espesor en la cima y aproximadamente 2,5 metros en el fondo. 
En el norte hay una construcción redonda en forma de plato cuya pared exterior tiene un diámetro de aproximadamente 20 metros, y una pared interna de unos 15 metros. 
RUINAS DE LAS BAHAMAS Y PIRÁMIDE DEL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS 
En 1958, científicos norteamericanos que realizaban estudios submarinos en las aguas que rodean las Islas Bahamas, encontraron extrañas estructuras submarinas con modelos geométricos específicos y varios metros de extensión y diez años después el zoólogo J.Manson Valentine detectó, a escasa distancia de la isla de Bimini, gigantescas paredes distribuídas a lo largo de una especie de eje nordeste-sudoeste, levantadas con rocas de más de 30 centímetros cuadrados y de 800 metros de longitud formando exactos ángulos rectos, caminos, calzadas con pavimento, puentes y hasta un puerto. 
Posteriores investigaciones descubrieron otras dos formaciones similares paralelas a la original y una datación realizada en base a conchas marinas encontradas en el núcleo de los bloques, arrojó una datación de entre 3.000 y 3.500 años de antigüedad. 
Por su parte, científicos europeos encontraron, durante una investigación realizada en el Triángulo de las Bermudas, una pirámide submarina gigantesca de 200 metros de altura ( 60 metros más que la altura original de la Gran Pirámide antes de la erosión ) y 300 metros de lado con dos agujeros gigantescos evidentemente artificiales, cuya antigüedad fue estimada en por lo menos diez mil años. 
Una vez más, aparecieron los que atribuyeron las formaciones a “razones puramente geológicas”. 
MAHABALIPURAM EN LA INDIA 
Arqueólogos submarinos del Instituto Nacional de Oceanografía de la India que trabajaban en forma conjunta con la Scientific Exploration Society de Gran Bretaña, reportaron este hallazgo de ruinas sumergidas de un templo que, según textos sagrados y leyendas, forma parte de una serie de siete templos de los cuales seis se encontrarían sumergidos. 
ANTIRHODUS EN ALEJANDRÍA 
El francés Franck Godio dirigía el equipo que descubrieron los restos de este énclave sumergido, ciudad desde donde Cleopatra gobernó Egipto y que se hundió debido a un terremoto hace 1.500 años. 
PAVLOPETRI 
En 1967, el arqueólogo Nicholas Fleming descubrió en una porción de costa al sur de la región griega de Laconia restos de una antigüa ciudad que incluía restos de un Megaron, un salón rectangular datado a comienzos de la Edad de Bronce, un asentamiento de por lo menos 5.000 años de antigüedad cuya inmersión en las profundiades continúa inexplicable para la ciencia.
ISLA MAYA BAJO LAS AGUAS 
En 1994 el empresario y submarinista Roberto Samayoa buceando en el lago Atitlán, departamente de Sololá, en Guatemala, encontró una antigüa vasija que lo intrigó y al continuar investigando descubrió, dos años después, restos de edificios y piedras ceremoniales en las cercanías de la localidad de Santiago Atitlán, que se encuentra rodeada por tres volcanes: el Tolimán, el Atitlán y el Santiago. 
Cuando finalmente logró apoyo científico ( primero lo tildaron de loco ) se realizó el primer estudio topográfico de los restos, que aparentemente resultaron pertenecer a una antigua isla del período maya pre-clásico. 
El lugar exacto ha sido mantenido en secreto de ex profeso para evitar el saqueo, pero se sabe que las ruinas están sumergidas a 17 metros de profundidad ( para lo cual las aguas debieron haber subido unos 30 metros ) y que se han hallado 6 monumentos ceremoniales y cuatro altares 
QUIEN QUIERA OÍR, QUE OIGA. QUIEN QUIERA VER, QUE BUCEE 
La prehistoria nos trae así profundos ecos ( esta vez submarinos ) de milenios de antigüedad, de un planeta con sus aguas muchos metros por debajo de sus niveles actuales, y de una cultura globalizada que abarcaba toda la Tierra, mucho más avanzada que la actual, que funcionaba con principios científicos completamente desconocidos para nosotros, y que era bastante anterior a pueblos como los sumerios, los mayas y los egipcios, que sólo fueron sus herederos o sucesores, y en algunos casos, simples ocupantes de las arquitecturas megalíticas preexistentes. 
Por ende, la mayoría de los monumentales rastros de esta civilización se encuentran sumergidos, o enterrados bajo las arenas: un mínimo de entre 30 y 40 metros de profundidad nos separa, precisamente, de la verdad profunda sobre ellos, y la arquitectura de esta civilización que hoy sobrevive en la superficie es tal vez la menos representativa de su cultura y tecnología, ya que en aquél contexto probablemente cumplía sólo funciones técnicas específicas, o en su defecto servía para el asentamiento de lo que hoy llamaríamos “barrios periféricos”. 
Por analogía, vemos que nuestra civilización busca los sitios más altos como montes y montañas para instalar equipos de utilidad astronómica y/o espacial, plataformas de lanzamiento de naves o antenas de transmisión, mientras las ciudades más importantes ( y representativas ) se asientan en zonas planas geográficamente más amables.
Por ende, si bajáramos las aguas unos 60 metros, tendríamos nuevamente sobre la superficie los principales centros de actividad y asentamiento de una ancestral civilización perdida, y su parte visible ya no serían sólo los equivalentes a sus observatorios astronómicos, pistas de aterrizaje y antenas.
La posterior ocupación de estos últimos sitios ( los que sobrevivieron sólo por encontrarse en las alturas ), por las civilizaciones sucesoras ( que además heredaron los retazos de su tecnología y la mezclaron con magia y superstición ) y su empleo como asentamientos, sumado a sus intentos de copiarlos ( obviamente en menor escala y técnica ) y por lo tanto mezclarlos, confundieron definitivamente a los arqueólogos modernos. 
También, 60 metros bajo las aguas, tendríamos varios territorios continentales que hoy son mar, y que seguramente constituyeron la base de leyendas mitológicas universales como la Atlántida o Mú. 
Considerar esta hipótesis nos entrega además explicaciones simples para enigmas que hoy parecen complejos: la Isla de Pascua dejaría de ser una misteriosa isla en el medio del océano con polémicas inmigraciones inexplicables para ser sólo la parte más alta de un enorme territorio que un día fue un continente, o tal vez simplemente parte del continente americano, al igual que Cuba y las Bahamas en el otro extremo ( por poner sólo ejemplos aislados pero emblemáticos ). 
Toda la historia de nuestro planeta está mal contada e interpretada, desde la aparición de los pre-homínidos hace 1,8 millones de años y su paralización evolutiva absoluta hasta el término de la última era de hielo como la nueva entrada en una supuesta “Edad de Piedra” constante de 7.000 años. 
Los vestigios prehistóricos descubiertos en el fondo del océano desautorizan definitivamente este punto de vista, y demuestran además que enormes áreas actualmente submarinas estaban sobre el nivel del mar 10.000 o más años atrás, de la misma manera que, mucho más recientemente, unos 1.500 años a.c., grandes porciones de tierra firme fueron también condenadas a las profundidades marinas, como la isla de Tera ( actual Santorini ), que marcó el inicio de la decadencia minoica, o el palacio de Cleopatra en Antirhodus como vimos más arriba ( poniendo estos ejemplos entre muchos otros por ser momentos de la historia que aún nos pueden resultar culturalmente comprensibles ).

1 comentario:

  1. fascinante articulo, me acabo de comprar la ultima año/cero donde trata lo mismo, pero tu post es mucho mas amplio, una verdadera tentacion para quienes leemos este tipo de noticias...

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