La nueva llamarada solar ocurrió este domingo y funcionarios a cargo del control climático espacial aseguran que es la más fuerte registrada en más de seis años.
La mayores preocupaciones ante este nuevo bombardeo son las interrupciones que pueda causar en satélites, las comunicaciones por radio en los polos, la navegación aérea y por los astronautas que se encuentran en el espacio.
Su radiación comenzó a llegar a la Tierra una hora después de comenzada, pero continuará haciéndolo hasta el miércoles, según dicen los expertos.
Los niveles de radiación son considerados fuertes, pero otros han sido más graves, existiendo dos niveles superiores en la escala establecida por la National Oceanic and Atmospheric Administration: “grave” y “extrema”.
Sin embargo, esta tormenta es la más fuerte en radiación ( que salió despedida en forma de protones a 150 millones de kilómetros por hora ) desde mayo de 2005.
Las eyecciones de millones de toneladas de masa coronal impulsan la materia del sol fuera de su campo magnético y suelen viajar a una velocidad de 1,6 millones de kilómetros por hora, pero en el caso de esta tormenta la velocidad resultó mucho más rápida, alcanzando los 6,4 millones de kilómetros por hora, aunque afortunadamente el volumen de masa expulsado fue bastante moderado.
El plasma es el principal causante de problemas notorios en la Tierra, tales como cortes de la red eléctrica ( en 1989 provocó un apagón masivo en Quebec ) y hace visibles las auroras boreales en sitios poco habituales ( en este caso, es probable que sean visibles esta noche en Asia y Europa ).
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