domingo, 29 de enero de 2012

ENDOBARRIER: UNA ALTERNATIVA A LA BANDA GÁSTRICA


La funda intestinal Endobarrier  desarrollada por GI Dynamics podría ser una realidad en poco tiempo con unos efectos similares a la cirugía bariátrica, pero con importantes ventajas: menos arriesgada, menos traumática, menos costosa y además reversible.
Cuando la obesidad llega a ser mórbida comprometiendo de forma grave e inmediata la salud y no hay más remedio que contemplar la cirugía ( sobre todo cuando  la diabetes tipo II  acompaña el cuadro de obesidad ) el sistema Endobarrier se presenta como una alternativa  simple: se tarda sólo 15 minutos en su colocación, no hay ninguna incisión y sorprendentemente mejora y en algunos casos hasta cura en pocas semanas a los  dabéticos del tipo 2, además de tornarse imprescindible para las personas obesas que no pueden someterse a cirugía ( lo cual suele ser bastante común en personas con sobrepeso ).
Consiste en la colocación, por vía endoscópica, de una endoprótesis en los primeros 60 cms del intestino delgado, donde están el yeyuno y el duodeno. Esto permite que los alimentos lleguen al otro extremo del intestino sin digerir, impidiendo la absorción de nutrientes, y con mayor rapidez, posibilitando la baja de peso y mejorando la producción de insulina en el páncreas, lo que ayuda a controlar la diabetes tipo 2.
Las alternativas quirúrgicas al problema, son actualmente el balón intragástrico y el bypass gástrico, el segundo más efectivo que el primero pero también más traumático y riesgoso, ostentando un índice de mortalidad de más del  1%, según la técnica, el equipo que la realiza y las características del paciente.
Además, el  postoperatorio suele ser largo y difícil, caro e irreversible. Todas estos efectos indeseados hacen temer mucho el tratamiento y quienes se someten al mismo son muchísimos menos de los que deberían hacerlo.
En el bypass gástrico se reconecta el intestino al estómago para conseguir que la comida no pase por parte del estómago y las dos primeras porciones del intestino delgado, el duodeno y el yeyuno, logrando una menor absorción de nutrientes (que se realiza en su mayor parte en el intestino delgado) además de corregir en parte el desequilibrio hormonal que provocaba alteraciones en la producción natural de insulina. 
La funda intestinal intenta conseguir los mismos efectos que el bypass, pero de una forma mucho menos invasiva. 
El dispositivo consiste en un tubo de material plástico de unos 60 centímetros de longitud que se introduce por la boca bajo anestesia general, y si se desea, puede extraerse en menos de diez minutos.
En caso de no presentar complicaciones en el paciente, se mantiene en el organismo durante un año.
La inserción no es una operación traumática, su riesgo es muy bajo, y cuesta entre la mitad y un tercio que el bypass. La funda intestinal se ha probado ya en ratas e incluso en 150 personas, y en ambos casos se han logrado reducciones de peso comparables a las obtenidas mediante cirugía, y de forma rápida, una corrección importante de la diabetes tipo II. 
Sin embargo, hacen falta ensayos de más duración para comprobar los resultados y la inocuidad a largo plazo. Algunos expertos estiman que su eficiencia no será tan buena como el bypass, pues no reduce el estómago y no se reeduca al paciente en lo relativo a comer mejor.
De cualquier manera se estima que, si todo va bien, en tres años podría estar disponible de forma efectiva. 

 

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