viernes, 26 de agosto de 2011

EL SEXO Y LA VALENTÍA, QUÍMICA PURA...¿EL AMOR TAMBIÉN?...

Cuando decimos que creemos ser libres pero en realidad somos esclavos de nuestras reacciones químicas en ¿ casi ? todas nuestras acciones y elecciones, generalmente nos resulta difícil encontrar ejemplos demostrativos. Pues aquí hemos hallado uno muy emblemático:
Los científicos acaban de descubrir un parásito que manipula las reacciones de las ratas haciéndoles perder su miedo a los gatos, a la vez que los hace experimentar una atracción sexual hacia ellos.
Contrariamente a lo que suele ocurrir, roedores machos infectados con el mencionado toxoplasma, al ser expuestos a orina de gato, sufrieron una activación de sus regiones cerebrales involucradas con la atracción sexual, a la vez que se paralizaron las regiones cerebrales que regulan el miedo.
Los científicos de la Universidad de Stanford realizaron el experimento concientes de que el toxoplasma actuaría inhibiendo el miedo en el ratón, pero se encontraron con la sorpresa de que también aprovechó la vía de la excitación sexual en su cerebro para acercarlo a su victimario.
El parásito en cuestión requiere alojarse en el sistema digestivo del gato para poder reproducirse sexualmente, por lo cual demostró ser capaz no sólo de mejorar las condiciones de su huésped ocasional para que el mismo termine devorado por un felino, sinó de impulsarlo directamente hacia las garras del gato.
Así, tenemos aquí la dramatización del destino de un ser biológico considerado teóricamente superior a bacterias, virus y parásitos, que sin embargo es impulsado hacia su muerte por uno de estos microorganismos alojados en su cuerpo con el único fin de lograr reproducirse y así finalizar exitosamente el ciclo de vida del parásito.
El Toxoplasma manipula absolutamente la respuesta del animal, su miedo, su ansiedad, su memoria social y en definitiva todo su comportamiento cambiando sus relevancias emocionales.
Estos hallazgos llegan muy profundo si uno decide analizar las interrelaciones entre el miedo y la atracción, los procesamientos emocionales y las bases biológicas de la atracción sexual, el miedo innato ( o su total ausencia, definido incorrectamente como valentía ), el enamoramiento y un interminable espectro de patologías humanas.
Los científicos ignoran por el momento cómo logra el toxoplasma sus objetivos, pero lo cierto es que lo hace con la precisión de un cirujano, instalándose cerca de las amígdalas del ratón, una región que participa en los comportamientos emocionales del cerebro, que incluyen la respuesta al olor a la orina de gato y al de una rata hembra.
En los humanos, el contagio con este toxoplasma se debe en gran medida al consumo de carne mal cocida o al contacto con las letrinas para gatos y suele vincularse con la esquizofrenia, una enfermedad en la cual las amígdalas comienzan a funcionar mal provocando respuestas emocionales inadecuadas.

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