lunes, 2 de mayo de 2011

THOR, LA PELÍCULA

SOY LEYENDA
Salimos muy satisfechos de ver Thor, una película épica que, gracias a su director Kennet Branagh y su guionista Mark Protosevich se transforma en mucho más que la última de las adaptaciones de los personajes peso-pesados del comic del grupo Marvel que se supone ahora confluirán en una superproducción llamada "Los Vengadores"( en Thor se encargan de aclararlo al terminar el film, e incluso en una escena que acontece después del final de los créditos hay una aparición e interacción con Nick Furia (Samuel L.Jackson)).
A diferencia del resto de los personajes Marvel, Thor es un dios de la mitología nórdica, y Branagh, que es un director shakespereano ( dirigió magníficamente un Hamlet en versión moderna ) de ninguna manera iba a dejar pasar la oportunidad: adaptó la historia original a su excelente visión mitológica y nos entregó un producto mucho más lujoso que el resto de los Marvel-Group.
Obviamene, para ello sacrificó gran parte de la historia original ( este director jamás tuvo complejos en hacer eso, como lo vimos en su versión de Frankestein ) ya que la forma humana del héroe, el doctor Donald Blake no está incluída, como tampoco muchos de los planteos iniciales que tenía el comic respecto a la presencia de Thor en la Tierra, pero sin embargo simultáneamente y gracias a algunos toques geniales logra mantener un hilo conductor con el resto de la saga Marvel: con Ironman a través del agente Coulson del F.B.I. ( Clark Gregg ), con la aparición de Ojo de Halcón (Jeremy Renner), con la nueva,breve e infaltable aparición actoral de Stan Lee ( el creador del Hombre Araña ) o la escena final que ya comentamos con Nick Furia como anticipo de nuevas situaciones futuras.
LO MUY BUENO
La película tiene luces y sombras, pero estas últimas son absolutamente perdonables en aras de sus aciertos: la adaptación del guión redunda largamente en beneficio del film, ya que nos introduce en la historia de un dios que, quebrado en su arrogancia y su soberbia en castigo por haber provocado una guerra con sus ancestrales enemigos los gigantes del hielo, es sabiamente despojado por su padre Odin de todos sus poderes y arrojado a una encarnación humana, vulnerable y dolorosa, para que pueda así tomar conciencia de que los verdaderos poderes de toda encarnación de un espíritu no pasan por el dominio de la materia, y es entonces cuando, llegando incluso hasta el sacrificio para salvar a los "inferiores" humanos, se le devuelve lo que se le ha quitado con la misma justa vara.
Pese a ser entonces el centro de un nido de dioses de leyenda, Thor constituye una historia bien humana, que transcurre alternativamente entre el reino de Asgard y la Tierra en el presente ( y esta es otra de las genialidades de la película, ya que logra una visión diferente y mucho más amplia de la que nuestra mortal condición nos suele permitir, presenta como realmente son los conceptos entrelazados de magia y ciencia y logra mostrarnos cómo se ve nuestro lugar en la escala del universo desde mundos mágicos de dioses ), y aquí aparece uno de los puntos más maravillosos del film: su trabajo visual, que es uno de los más asombrosos que hemos visto hasta el presente después, tal vez, de Avatar. Sólo por esto dan ganas de ir a verla varias veces.( la mítica Asgrad con su puente del arco iris que conecta mundos y dimensiones, está magistralmente lograda, como así también todos sus mecanismos tecnológicos, su colorido y sus fastuosas construcciones ).
Los excelentes manejos de cámara de Branagh ensalzan aún más la grandiosidad de este reino de la magia.
La excelente fotografía de Haris Zambarloukos, jugando con brillanteces y palideces conforme los personajes viajan desde Asgard a la Tierra o al país de los gigantes de hielo, y el vestuario, impecable.
Nó por fórmula repetida en cine deja de ser divertido también la exposición del torpe "aggiornamiento" de Thor a las costumbres terrestres cuando es desterrado a nuestro planeta, no sólo arrancando más de una sonrisa, sinó revirtiendo de algún modo la realidad: allí somos los humanos los que sonreímos misericordiosamente ante el dios.
LO MALO
Algunas situaciones sin rematar, como la supuesta historia de amor entre el héroe y la terrícola Jane Foster ( Natalie Portman ) que no llega a entenderse cómo se produce ya que no tiene absolutamente ningún desarrollo en el film, la "blandísima" y también completamente absurda actitud del FBI que libera a un supuesto mercenario que se había infiltrado en un perímetro militar restringido merced a un simple pedido verbal de un ciudadano, una toma imperdonable donde un Thor supuestamente muerto...¡parpadea! ( y varias veces ), y aquí vale la pena destacar que Chris Hemsworth cumple con los atributos físicos para su personaje, pero no es precisamente un actor descollante ( en realidad, sólo está continuando la tradición inaugurada por Stallone y Schwazeneger ).
La música de Patrick Doyle, colaborador habitual de Branagh, no tiene la expresividad ni la fuerza necesarias para aportar dramatismo, suspenso o emoción.
En un director "shakespeareano" como Branagh - que incluso introduce en la película cierta tragedia palaciega en las disputas de dos hijos con su padre - es imperdonable una ausencia manifiesta en el film: la falta de fuerza dramática, que se presenta totalmente plastificada aún en los momentos más densos, y esto nos lleva directo a analizar la cuestión actoral:
Anthony Hopkins una vez más se come el elenco, que en general está bastante descuidado por el director, quien en todo momento parece obsesionado por la fuerza dramática del relato en sí, donde consigue de sobra la potencia necesaria, pero lamentablemente a costa de los actores ( en especial -y después de haberla visto brillar en El Cisne Negro - realmente dá pena ver desperdiciada aquí a Natalie Portman ).
Esto nos entrega un grupo heterogéneo pero por su poca expresividad y compromiso con sus papeles, aunque un caso aparte POR LO ESPANTOSO!! es el de Jaimie Alexander como Sif: una actuación ...¿actuación? una participación horrible, como pocas veces hemos visto en el cine profesional.
Thor es una película con un ritmo constante, no se cae en ningún momento y como película de acción tiene absolutamente todo lo que hay que tener y no derrapa ni un solo segundo.
Una vez más, la versión en 3 D es completamente inútil y no aporta nada más que unos molestos lentes en la cara.

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