El mundo de la robótica está a punto de experimentar cambios radicalísimos. Los avances realizados en los últimos años son espectaculares y el preludio de una nueva generación de bio-androides cuasi-humanos.
Un nuevo paso lo ha dado Ali Javey junto a su grupo de investigadores de la Universidad de Stanford, en California EE.UU., quien ha desarrollado una piel sintética electrónica artificial capaz de sentir hasta el peso de una mariposa. La han llamado e-skin y está constituída por un sensor aún más sensible que la mismísima piel del ser humano.
Puede detectar presiones menores a los 20 miligramos y cambios de presión de cero a 15 kilopascales, similar a la fuerza que los seres humanos utilizamos en la mayoría de nuestras tareas cotidianas ( por ejemplo, para teclear la computadora ), requiere menos de cinco voltios para funcionar y sigue siendo robusta después de haber sido doblada más de 2.000 veces.
Silicona, un polímero elástico conocido como PDMS y sensores constituyen la “piel” robótica que puede ser de utilidad en cirugías a distancia, para insertarle sensibilidad a las prótesis de los pacientes amputados y en casos de quemaduras o laceraciones irreversibles ya que es altamente biocompatible, pudiendo integrarse a los tejidos reales.
Antes de esta innovación, anteriores ensayos que buscaban igualar la sensibilidad de la dermis únicamente podían sentir el peso de objetos de un peso considerable y sólo si eran mantenidos sobre la superficie.
"Las personas normalmente saben cómo agarrar un huevo sin romperlo", explica Javey. "Si queremos tener algún día un robot que sea capaz, por ejemplo, de lavar la vajilla tendrá que sujetar las copas de vino sin romperlas y a continuación agarrar una cacerola pesada sin que se le caiga".
Casi paralelamente, un equipo de investigadores de la Universidad de Tokio ha anunciado la creación de un nuevo material elástico ( capaz de extenderse más del doble de su tamaño, cualidad superior al tejido desarrollado por los norteamericanos ) con características y utilidades similares, basado en nanotubos de carbono transformado en un líquido iónico para poder ser mezclado con los polímeros..
Además de piel para robots, el equipo japonés planea utilizar este material en ropa deportiva, para testear parámetros de rendimiento.
Un nuevo paso lo ha dado Ali Javey junto a su grupo de investigadores de la Universidad de Stanford, en California EE.UU., quien ha desarrollado una piel sintética electrónica artificial capaz de sentir hasta el peso de una mariposa. La han llamado e-skin y está constituída por un sensor aún más sensible que la mismísima piel del ser humano.
Puede detectar presiones menores a los 20 miligramos y cambios de presión de cero a 15 kilopascales, similar a la fuerza que los seres humanos utilizamos en la mayoría de nuestras tareas cotidianas ( por ejemplo, para teclear la computadora ), requiere menos de cinco voltios para funcionar y sigue siendo robusta después de haber sido doblada más de 2.000 veces.
Silicona, un polímero elástico conocido como PDMS y sensores constituyen la “piel” robótica que puede ser de utilidad en cirugías a distancia, para insertarle sensibilidad a las prótesis de los pacientes amputados y en casos de quemaduras o laceraciones irreversibles ya que es altamente biocompatible, pudiendo integrarse a los tejidos reales.
Antes de esta innovación, anteriores ensayos que buscaban igualar la sensibilidad de la dermis únicamente podían sentir el peso de objetos de un peso considerable y sólo si eran mantenidos sobre la superficie.
"Las personas normalmente saben cómo agarrar un huevo sin romperlo", explica Javey. "Si queremos tener algún día un robot que sea capaz, por ejemplo, de lavar la vajilla tendrá que sujetar las copas de vino sin romperlas y a continuación agarrar una cacerola pesada sin que se le caiga".
Casi paralelamente, un equipo de investigadores de la Universidad de Tokio ha anunciado la creación de un nuevo material elástico ( capaz de extenderse más del doble de su tamaño, cualidad superior al tejido desarrollado por los norteamericanos ) con características y utilidades similares, basado en nanotubos de carbono transformado en un líquido iónico para poder ser mezclado con los polímeros..
Además de piel para robots, el equipo japonés planea utilizar este material en ropa deportiva, para testear parámetros de rendimiento.
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