El informe sobre este hallazgo arqueológico fue publicado en la revista inglesa Antiquity.Los científicos encontraron huellas de una civilización desconocida que existía hace un milenio en la zona adyacente a la frontera entre los actuales estados de Brasil y Colombia, incluyendo 260 enormes avenidas, largos canales de regadío y cercados para el ganado y geoglifos formados por zanjas y cunetas de once metros de ancho por dos de profundidad y diámetros de entre 90 y 300 metros.
Entre las especulaciones que se realizaron, una vez más se incluyó la posibilidad de que sean los restos de la mítica civilización de El Dorado, presuntamente rica en oro y piedras preciosas, la cual ( a juzgar por testimonios de conquistadores, aventureros y aficionados )siempre se supuso ubicada en algún remoto lugar de Los Andes colombianos.
Figuras geométricas formadas por fosos y terraplenes y conectadas por un sistema de caminos podrían formar la base de una sociedad que se extendía en un territorio de más de 250 kilómertos de largo.
La investigación en la región de Purús en Brasil occidental que culminó en el descubrimiento, fue liderada por el especialista en geóglifos, Alceu Ranzi.
Pero previamente, fotos obtenidas a través de Google Earth, facilitaron el análisis del terreno.
Otra situación que ayudó a los arqueólogos fue la intensa tala de la selva en los últimos 30 años ( y que ha empeorado gravemente la situación ecológica de la región ) que puso al descubierto el trazado de estos antiguos caminos y construcciones.
Se encontraron unas 210 estructuras geométricas que, según su opinión, pueden formar sólo una décima parte de las construcciones todavía ocultas por la selva.
La trascendencia de este descubrimiento está todavía por evaluarse, aunque ya es más que evidente se trataba de una sociedad de gran complejidad y con capacidad para manipular el entorno, y que las creencias de que no existían civilizaciones avanzadas en la cuenca del Amazonas eran erróneas
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