Lo real es el lazo, la alianza, la comunión creativa que nos define como especie humana.
Cuando un perro ve un árbol, instintivamente evoca una serie de experiencias que condicionan su "idea" de árbol, pero cuando nosotros vemos un árbol vamos mucho allá, lo “reconstruimos” con símbolos ajenos a él mismos. Vamos mucho más allá de la automática necesidad del perro de hacer pis.
Para el ejemplo, usamos 5 chirimbolos y medio: uno con forma de "a", otro con forma de "b"...y así hasta que vamos llegando al acento. Este, es tan solo un ejemplo de las muchas formas de reconstrucción que tenemos de lo "significado" (en este caso el árbol) mediante un "significante" (palabra, dibujo u otras formas de expresión simbólica).
Reflexionemos un momento sobre lo paradojal de la situación: aquello que nos distingue como "superiores" se convierte irremediablemente en nuestra prisión de máxima seguridad.
Y decimos esto por dos cosas, primero, porque somos rehenes de un mecanismo que tiene a la mentira como base. Efectivamente, "árbol" no es lo que digo que es. En todo caso, son 4 dibujitos representados en un papel, un monitor, un papel, etc. Así que, bajo esta premisa nos ponemos de acuerdo y mentimos todos con cierto margen de imaginación y libertad (a lo que por lo general definimos como verdad).
Hacemos un dibujo secuencial, alguien lo ve y cree que eso es algo que tiene raíces, tronco, ramas y todo aquello que gira alrededor de la palabra que NO ES lo significado.
En Segundo lugar, aquello que nos permite tener una condición humana, nos impide trascender dicha condición. No tenemos (ni pensamos que alguna vez podamos tener) una explicación de nuestro origen ni de nuestro destino, apenas llegamos a tener escaso conocimiento de lo que nos rodea. Ni siquiera tenemos la certeza de estar "simbolizando" bien el concepto de tiempo.
¿No es interesante entonces el hecho de que siempre depositemos todos nuestros miedos, deseos, ansiedades, alegrías y tristezas en alguna Mentira Suprema?
Definimos Mentira Suprema como cualquier deidad. O sea: cuando "árbol" ni siquiera se refiere a algo que existe, que alguien vio alguna vez. Decimos "Dios" pero... ¿quién lo tocó? ¿Quién - con una razonable cuota de credibilidad - nos puede decir que existe?
La mentira infinita: el significante que significa un objeto inexistente.
Se entiende que debemos despojar la palabra "mentira" de la connotación negativa que la acerca a "estafa". Mentira bien entendida. Si vamos al caso, merece un poco de piedad en tanto es nuestra esencia.
Volviendo a esta asociación con los dioses, resulta muy interesante que nuestros valores supremos y nuestras miradas al cielo estén dirigidas a lo único que no podemos simbolizar eficazmente.
Evidentemente, no podemos vivir con la idea de que hay algo que está más allá de nuestra lógica de pensamiento. Y como dicen, si no puedes contra el enemigo, únete a él. Si como humanidad no puedo explicar mi existencia y qué hay allí donde no veo, lo mejor que puedo hacer es "explicarlo" como un algo superior a mí, si es que no quiero morir de miedo.
Luego, lo idealizamos, porque simboliza lo que consideramos como negado a nuestra condición.
Pensemos en nuestros mecanismos de idealización... Pensemos en cuánto deseamos llegar a ese estado de realidad superior que imaginamos entes superiores a nosotros con las cualidades que anhelamos. Sí algo nos distingue como raza y nos otorga un encuadre especial es la “Creatividad”, ese intrínseco poder creativo que muchas veces subestimamos ante la búsqueda de una supuesta inteligencia externa y superior que nunca llega.
Esa creatividad, que ante la desesperación, nos rescata de la hoguera del sinsentido…
Somos en esencia “seres creativos”, universales artífices en el arte de formular y reformular las más apócrifas y fantásticas realidades para no morir en la sombra del incertidumbre primordial.
Volvemos al principio…
Lo real es el lazo, la alianza, la comunión creativa que nos define como especie humana.
Definimos Mentira Suprema como cualquier deidad. O sea: cuando "árbol" ni siquiera se refiere a algo que existe, que alguien vio alguna vez. Decimos "Dios" pero... ¿quién lo tocó? ¿Quién - con una razonable cuota de credibilidad - nos puede decir que existe?
La mentira infinita: el significante que significa un objeto inexistente.
Se entiende que debemos despojar la palabra "mentira" de la connotación negativa que la acerca a "estafa". Mentira bien entendida. Si vamos al caso, merece un poco de piedad en tanto es nuestra esencia.
Volviendo a esta asociación con los dioses, resulta muy interesante que nuestros valores supremos y nuestras miradas al cielo estén dirigidas a lo único que no podemos simbolizar eficazmente.
Evidentemente, no podemos vivir con la idea de que hay algo que está más allá de nuestra lógica de pensamiento. Y como dicen, si no puedes contra el enemigo, únete a él. Si como humanidad no puedo explicar mi existencia y qué hay allí donde no veo, lo mejor que puedo hacer es "explicarlo" como un algo superior a mí, si es que no quiero morir de miedo.
Luego, lo idealizamos, porque simboliza lo que consideramos como negado a nuestra condición.
Pensemos en nuestros mecanismos de idealización... Pensemos en cuánto deseamos llegar a ese estado de realidad superior que imaginamos entes superiores a nosotros con las cualidades que anhelamos. Sí algo nos distingue como raza y nos otorga un encuadre especial es la “Creatividad”, ese intrínseco poder creativo que muchas veces subestimamos ante la búsqueda de una supuesta inteligencia externa y superior que nunca llega.
Esa creatividad, que ante la desesperación, nos rescata de la hoguera del sinsentido…
Somos en esencia “seres creativos”, universales artífices en el arte de formular y reformular las más apócrifas y fantásticas realidades para no morir en la sombra del incertidumbre primordial.
Volvemos al principio…
Lo real es el lazo, la alianza, la comunión creativa que nos define como especie humana.
Es interesante, confuso, pero interesante.
ResponderEliminar