Esta noticia que publicaremos a continuación, por simple comparación y deducción, demuestra muchos claros contrastes entre el “antes” y el “después” de la información / desinformación, cada cual funcional al poder, de la caída del satélite Rosat.
Entre comillas, para resaltar la textualidad de lo informado, transcribimos lo que fue revelado ahora respecto a la caída de los restos del artefacto alemán:
“Por sólo siete minutos grandes áreas de Beijing se salvaron de la destrucción el año pasado cuando el satélite alemán Rosat, de 2,5 toneladas de peso, se precipitó hacia la tierra.”
“La capital china estuvo directamente en la trayectoria de reentrada cuando la nave de investigación se hundió en la bahía de Bengala en octubre pasado, dos décadas después de su lanzamiento.”
“Las consecuencias de la caída de trozos del satélite a una velocidad de más de 300 kilómetros por hora en la ciudad habrían sido catastróficas, dejando enormes cráteres, líneas de combustible rotas, explosiones, destrucción de edificios e incalculables pérdidas de vidas humanas en una metrópolis de 20 millones de personas.”
"Beijing estaba directamente en la trayectoria de su órbita el pasado", dijo Manfred Warhaut, jefe del equipo del Centro Europeo de Operaciones Espaciales en Darmstadt, Alemania, pero añadió que los científicos no tenían manera de controlarlo.
"Nuestros cálculos muestran que, si Rosat se estrellaba tan sólo siete minutos más tarde de lo que lo hizo, habría golpeado a Beijing", continuó Klinkrad.
“Normalmente, entre el 20 y el 40 por ciento de un satélite llega a la superficie de la Tierra, cuando esté queda fuera de órbita, pero con Rosat, sabíamos que sería de alrededor de 60 por ciento, ya que estaba hecha de piezas particularmente duras" concluyó.
El portavoz de la agencia, Bernard Von Weyhe, se apresuró a aclarar que diez minutos en el espacio es mucho tiempo: “El satélite viaja tan rápido que si hubiese caído un minuto antes, habría sido en Siberia y un minuto más tarde en el Océano Pacífico", dijo.
Como Ustedes recordarán, en vísperas de la caída, la información era completamente diferente: se insistía permanentemente con que nunca un satélite había herido o matado a persona alguna, que “la mayoría” de las piezas se desintegra en la atmósfera ( un 40% NO ES “LA MAYORÍA”! ) y que, en fin, no había mayores razones para preocuparse.
Noten Ustedes el claro contraste con lo que exponen ahora, que además tiene la propiedad de demostrar que ante catástrofes potenciales, el poder dominante toma invariablemente la postura de mantener a la población desinformada e inconsciente, y la prefiere en estado de “ojos que no ven”.
El siguiente satélite en la lista de preocupaciones es el Rossi X-ray Timing Explorer de la NASA, lanzado en diciembre de 1995 y que caerá poco después de 2014.
El Rossi X-ray es un verdadero monstruo comparado con el Rosat: pesa 21 toneladas y fue diseñado sin cumplir ningún requisito de seguridad de los que se utilizan actualmente, por lo cual sus posibilidades de golpear zonas habitadas son del doble que la del aparato alemán y diez veces mayores que las de la mayoría de los satélites, asi como el tamaño de la masa que sobrevivirá la entrada a la atmósfera, así que imagínense el daño que puede causar.
Es sólo cuestión de tiempo antes de que la basura espacial cause un evento de destrucción masiva y por supuesto, típica y previsiblemente, recién después de las muertes y el horror, el ser humano comenzará a preocuparse seriamente por la posibilidad de limpiar la espada de Damocles que ha creado con su propia desidia.
La UE es la única que parece demostrar un cierto sesgo preventivo al iniciar un proyecto puesto en marcha en Alemania para tratar de construir un escudo de defensa que proteja la Tierra de asteroides rebeldes y de la basura espacial.
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